Dentro de una percepción generalizada de aumento de violencia, en la comuna y los establecimientos, son los docentes y funcionarios de la educación los más afectados.

Números muy decidores y útiles, para elaborar nuevas estrategias, entregó una encuesta sobre percepciones de seguridad realizada por el Servicio Local de Educación Pública de Valparaíso, a las comunidades escolares, en tres versiones: para alumnos, para apoderados y para funcionarios de los establecimientos.

El instrumento abarcó, para todos, consultas sobre percepciones de seguridad en general de la comuna, lo relacionado a los trayectos hacia los establecimientos, situaciones dentro de las escuelas y liceos, entre otras.

A nivel transversal, los números de victimización se relacionan directamente con el contexto comunal y nacional, siendo uno de los segmentos con peores números de victimización el de los docentes y funcionarios de educación.

Cifras

En el detalle, por ejemplo, y consultados si creen que la violencia ha crecido en Valparaíso el último año, hay coincidencia entre todos que las cifras van al alza. Así, mientras un 70% de los alumnos considera que se incrementó, estos números crecen a 86,6% y 91% en apoderados y funcionarios, respectivamente.

Mirando directamente a escuelas y liceos, ante la consulta de si hay riesgo de delincuencia al interior de los establecimientos, mientras un 38,7% de los alumnos considera que aumentó, esta cifra llegó a un elevado 66% entre los funcionarios.

En la consideración de haber sido víctima de algún delito en trayecto desde o hacia a los recintos, los funcionarios nuevamente arrojan los datos más altos, con un 43% de respuestas afirmativas. Lejos quedan alumnos con 10% y apoderados con 6%.

Por último, en cuanto a ser víctima de riñas, peleas, amenazas, bullying o malos tratos en el interior de la escuela o liceo, mientras solo un cuarto de los alumnos reconoce haber pasado por esta experiencia, en los funcionarios más de un 54% respondió afirmativamente.

Además, en cuanto a haber sido testigo de riñas, peleas, amenazas, bullying o malos tratos, en todos los estamentos consultados la cifra ronda el 50%.

SLEP trabajando

Cifras, en algunos casos más que preocupantes, que reafirman el trabajo urgente y necesario que ya está articulando el Servicio Local con su Unidad de Convivencia Escolar y también con mesas de trabajo de seguridad en Playa Ancha y en el eje Avenida Argentina, dos de los puntos más conflictivos de la ciudad.

“Como Servicio Local somos conscientes que no puede existir recuperación de aprendizajes si antes no existen espacios seguros de trabajo que brinden contención emocional a nuestros estudiantes y funcionarios, es por ello que nos encontramos en proceso de fortalecimiento de nuestra unidad de Convivencia Escolar, objeto de dotar de mayor musculatura a nuestro Servicio para trabajar con nuestras comunidades y sembrar espacios de confianza y diálogo que permitan a nuestros niños, niñas, jóvenes y funcionarios/as estudiar y trabajar en un lugar seguro”, explica al respecto Daslav Mihovilovic, Director Ejecutivo (s) de SLEP.

Sobre el llamativo número de funcionarios que dicen haber sido víctimas de algún acto de violencia en el entorno del establecimiento, lo cual incluso ha significado que algunos casos se encuentren judicializados con apoyo del SLEP, Mihovilovic asegura que en esta materia “debemos ser enfáticos en que ponemos a disposición de nuestras comunidades todo nuestro equipo de trabajo no solo para prevenir los actos de violencia en nuestras comunidades y entorno, sino además en brindar apoyo jurídico para el desarrollo de denuncias cuando se han vulnerado los derechos de nuestros estudiantes y funcionarios”.

Medidas de SLEP que también han llegado a la coordinación de comunidades y autoridades con mesas de trabajo sobre el tema. Es así lo desarrollado con Playa Ancha, que incluso ha sufrido balaceras, y los colegios de Avenida Argentina, uno de los sectores más densamente utilizado por estudiantes en el país.

Municipio, Delegación Presidencial, Subsecretaría de Prevención del Delito, Carabineros, universidades y centros de salud son algunos de los actores que se han reunido para abordar el problema.

Pablo Rojas, asesor de seguridad del Servicio y también participante de las mesas, infiere con los datos de la encuesta que “la comunidad docente está muy interiorizada con la problemática y están victimizados, directa e indirectamente. Si pasa algo en Montedónico, por ejemplo, sienten que es algo que les puede pasar a ellos también. En cambio, en la comunidad escolar pasa que (solo) cuando le pasa a alguien cercano ser víctima, ellos ahí se sienten víctimas, no están influenciados por lo mediático”.

“Creo que el trabajo que hemos ejecutado desde las mesas viene de un marco criminológico que es la ‘eficacia colectiva’, que directamente va a afectar la sensación de inseguridad. Si tú enseñas a generar una percepción real de la inseguridad del entorno, ayudas a mejorar la calidad de vida. Cuando toda la estrategia de la eficacia colectiva la apuntas a tres objetivos, y se van cumpliendo, vas logrando el control social y la comunidad se va sintiendo más tranquila. También se debe transparentar qué hay y qué no hay de seguridad. Y eso obliga a las autoridades que, en sus roles, tengan que cumplir”, agregó.

“Por ejemplo, en la Mesa de Avenida Argentina, nos juntamos con el Municipio, la Delegación Presidencial y la Subsecretaría de Prevención del Delito, y ahí cada uno tomó esta problemática y se están haciendo responsables en mesas de coordinación. Y cuando los docentes ven que las autoridades están escuchando y están viendo su dolor y problemática, baja su sensación de inseguridad. Coproduces seguridad y llegas a un sistema de alerta temprano más eficaz y no desproporcionado”, agrega.

El experto cree que es clave identificar, tener buenas redes y que los distintos actores funcionen desde sus roles, por ejemplo, los papás conteniendo a sus hijos, los estudiantes vivenciar y avisar, y los docentes canalizar rápidamente las alertas tempranas para identificar las problemáticas y poder focalizarlas. “Es el trabajo adecuado estas mesas para lograr resultados”, añade.

Violencia en sus puertas

Felipe Ahumada, director Escuela Montedónico, revela que la violencia es algo que dejaron de ver con distancia y ahora toca a su puerta.

“Nosotros a nivel de funcionarios tenemos bastante cercana la temática de seguridad y el peligro que está ocurriendo aquí en el barrio, porque tenemos varios funcionarios que viven aquí en el sector. En otros años, siempre hemos sabido que es una población peligrosa, sin embargo se tenía la percepción que esto no llegaba a la escuela, o era en la tarde noche y que las mismas personas eran respetuosas del contexto escolar, pero hoy en día ya desde el año pasado hemos tenido dos hechos de balaceras en las mismas calles de la escuela y en horas del día, entonces las principales preocupaciones de los funcionarios tienen que ver con el temor tanto para llegar al trabajo como retirarse”, explica.

Al respecto, confiesa que “los colegas que no tienen vehículo se han organizado para pedir vehículos de aplicaciones para que los vengan a buscar o con colegas con vehículos para que los puedan llevar a otro lugar más seguro”.

Sobre medidas de corto plazo, propias y externas, para enfrentar las problemáticas de inseguridad, asevera que “la medida más usada es sobre el horario en que los funcionarios están aquí en la escuela. Se ha flexibilizado en el ingreso y la salida, por petición del sostenedor, algo que los funcionarios valoran muchísimo porque se organizan para salir de la escuela juntos”.

Entre lo pendiente cree que deben “fortalecer el protocolo sobre balaceras y las redes con instituciones externas, como el Cesfam o algunas ONG para mantener una amplia gama de actividades en la escuela, que sean de interés de la comunidad y nos tengan alejados de esta invitación constante que provee el medio de participar de delincuencia”.

“Desde las autoridades queremos que se nos escuche, que se fortalezca la institucionalidad de seguridad, no solo cuando hay balaceras, sino constante. También que se puedan movilizar recursos para identificar con claridad que estamos en una escuela. Por ejemplo, ahora no hay ninguna señalética que demuestre que aquí hay una escuela, no tenemos pasos de cebra, por ejemplo. En definitiva, que la temática de seguridad se instale para que la inyección de recursos no solo en infraestructura sea adecuada, sino en actividades que invite a las personas y organizaciones para que tengan relación con la escuela y barrio para que podamos darle vida a la población”, zanjó.