Con un mari mari pichikeche (saludo a los niños y niñas) el lonko Iván Coñuecar, dio la bienvenida a un evento más que especial en la Escuela Carabinero Pedro Cariaga de Playa Ancha. Allí, en comunidad y mucha alegría y respeto, lograron hacer su celebración de año nuevo mapuche, el We tripantu.

“Para nosotros es de mucha trascendencia, como pueblo originario del territorio, tener este día para recordar nuestras tradiciones y la forma de ser hijo de la tierra y cómo lo relacionamos con el cosmos, con los ríos, montañas y astros. Se dice que en el principio de los tiempos el sol se alejaba y los mapuches empezaron a hacer rogativas para que el sol volviera, entonces de esa fecha se hace la rogativa y el sol comienza a volver y comienza el nuevo ciclo”, agregó.

Jornada en que el reconocido peñi de la comunidad realizó una emotiva ceremonia, en compañía de alumnos, funcionarios y apoderados. Instancia que Claudia Zuleta, encargada de la oficina de pueblos originarios y descolonización de la municipalidad de Valparaíso, consideró “bastante significativa, porque es un acto de resistencia llegar a las semillas, que son los niños y las niñas, para preservar el patrimonio cultural que tienen para ofrecer los pueblos originarios para la comunidad porteña”.

“Estamos en un momento súper importante a nivel país donde tenemos la posibilidad de dar el reconocimiento que merecen los pueblos, poder ejercer los derechos colectivos de las naciones preexistentes al Estado”, agregó.

Jacqueline Pizarro, directora del establecimiento, comentó que este sello de interculturalidad “se empezó a formalizar hace dos años, aunque ya en 2015 empezó el proyecto intercultural bilingüe. Se trata de toda una cosmovisión mapuche, que se da en el juego del palín o las ceremonias. Entonces empezamos a unir y aprender de sus costumbres para que nuestro sello se vaya viviendo, porque esto permite mejorare la convivencia escolar”.

Al respecto y pese a que en un principio, cuando comenzaron a llegar niños de una comunidad mapuche cercana, sufrieron problemas, fortalecieron ese lazo estableciendo una dinámica muy positiva: “Aquí todos somos iguales, esa es una de las costumbres que tenemos, yo hoy estuve sirviendo el almuerzo, porque la dueña de casa es la que atiende a sus invitados, es parte de la tradición de los pueblos originarios y aquí lo hemos fomentado. Aquí predomina el ser, que es la persona espiritual, con un cuerpo y alma, compartiendo con la naturaleza”.

Por su parte la apoderada Dayans Bernal se mostró satisfecha de que en la escuela se promueva con tanta fuerza las tradiciones mapuches: “A mí me ha gustado que mis hijos tengan el conocimiento de otras raíces, porque en una escuela común no se aprenden este tipo de cosas. Uno de mis hijos participaba en el taller de telar y llegó a hacer cobertores, y le encantaba. Mi otro hijo está en el curso de palín y le gusta mucho, también el curso de orfebrería, entonces aprender eso de los pueblos originarios se había perdido. Que puedan llevar eso a cabo, desde pequeños para que tengan el conocimiento, lo encuentro bien favorable”.

También participó del encuentro Sergio Ibacache, parte del Centro Cultural La Ventisqueriana y activista medioambiental, quien aprovechó del destacar que “en Chile tenemos un pueblo de miles de años que no ha desaparecido y las autoridades no dan valor suficiente a eso. Hay que tener respeto por los pueblos nativos, que tienen la sabiduría ambiental, ellos tienen la espiritualidad”.