Lleva 31 años dedicada a su querida escuela y dice que, hasta el último de sus días, seguirá preocupada y entregando amor a sus “niños” como tiernamente llama a los y las estudiantes de la Escuela básica Almirante Juan José Latorre de Valparaíso.
Viviana Aguilar Álvarez, se tituló de profesora de Educación Básica de la Universidad de Playa Ancha, llegó hacer su práctica a la escuela, cuando tenía 20 años, desde entonces la situación de vulnerabilidad y las necesidades que tenían sus estudiantes la motivó a no dejar nunca su establecimiento.
“Yo estudié en la UPLA, mi carrera inicial es profesora de Educación Básica, y llegué haciendo mi práctica a los 20 años, luego se dio la posibilidad porque yo era vecina del sector, dejé mi curriculum en ese tiempo en la Corporación y me llamaron para un reemplazo de Lenguaje, para luego estar un par de meses, posteriormente se reintegró el colega que yo estaba reemplazando, y luego se abrió un cupo, me llamaron de acá de la Escuela y me contrataron”, explica Viviana.
Si le dijéramos que hiciera un viaje por su historia acá en la escuela ¿con qué se quedaría?
“Yo por esta escuela he visto pasar muchas cosas, diluvios, inundaciones, el incendio que nos afectó en el año 2011, y mi crecimiento profesional, llegué siendo muy niñita, a los 20 años y la verdad es que lo que a mí me motivó fue la pobreza, la vulnerabilidad, la necesidad que tenían los niños de cariño y uno como profesora siempre está dispuesta a entregar, eso me hizo seguir en la educación pública, eso gatilló que yo no me fuera a otro lado, y las personas con los que he trabajado, muchos docentes con amplia experiencia, con formación, ellos siempre han instado a la perfeccionamiento, adquirir nuevas herramientas y el fin siempre serán ellos, los niños”, agrega.
“Como yo vi muchos niños, con muchas necesidades, le pedía a mi mamá, a mis primas, ropa, zapatos, lo que necesitaran, a mi hermana, ahora a mis sobrinos, a mis hijas, porque somos su segunda casa”.
Nuevos docentes
¿Qué les diría a las nuevas generaciones?
“La educación pública, lejos, es la mejor, uno nunca viene con la expectativa, cuando tiene vocación, de ser “millonaria” con esta profesión, uno se enriquece en: solidaridad, en valores, en personalidad, en ese sentido uno se vuelve millonaria, porque los niños, en las vueltas de la vida, siempre llegan acá, con sus hijos, con sus nietos, el cariño es retribuido de esa manera. Yo los insto a elegir la educación pública, porque acá es donde verdaderamente uno ejerce su profesión, la vocación, porque estas escuelas que son más desposeídas, uno mismo como docente enriquecemos la escuela, si bien es cierto, no tenemos gran infraestructura, materiales pedagógicos, pero nosotros enriquecemos la educación, si eligen esta profesión lo importante, es que lo hagan de corazón, porque la vocación aquí la lleva”, señaló con emoción Viviana.