Era una deuda pendiente de lo planificado para la semana pasada, que no se pudo realizar por la lluvia, pero hoy se cumplió con creces. Así fue la entretenida jornada que vivieron alumnos y docentes del Centro Educativo Reino de Suecia, en Playa Ancha, quienes participaron en una creativa celebración del Día del Patrimonio.

En casi una decena de salas los alumnos expusieron a sus propios compañeros algún aspecto tradicional de Valparaíso, tanto material como inmaterial. Así, por ejemplo, había muestras del ascensor Polanco, la Biblioteca Municipal, famosas escaleras, La Sebastiana, la intendencia, los troles, Santiago Wanderers, entre otras.

Iniciativa que resultó todo un éxito porque casi el centenar de alumnos fue espectador y muchos de ellos además expositores. Así, todos se movían rápidamente de una sala a otra para no perderse presentación.

Cristel Fernández, de séptimo básico, encontró que “estuvo todo muy bien, porque algunos ni siquiera sabían bien qué era patrimonio, así que fue bakan”. Su compañera Catalina Carrasco agregó: “Ayudé en el Arco Británico y recorrí los demás museos, encontré muy interesante esta oportunidad de conocer el patrimonio”.

Interés que compartieron los docentes, quienes valoraron que sean los propios estudiantes quienes se vincularon de manera muy cercana a la actividad. “Cuando nos designaron el ascensor Polanco, con lo chiquillos decidimos que para conocer el lugar teníamos que ir y conocerlo, así que lo organizamos y lo fuimos. Ahí vimos el túnel largo, subimos por el ascensor vertical, vimos arriba de la cúpula, y estar ahí es muy distinto a solo informarse. Esta exposición es muy similar a lo que ellos sintieron. Ellos participaron completamente en la implementación de la sala y que otros compañeros lo vean les da orgullo”, expresó Ángela Concha, educadora diferencial del grupo laboral 1A.

Por su parte el profesor de Historia, Barham Hollub, quién fue uno de los gestores de la actividad -junto a la profesora Lizbeth Catalán-, comentó que para esto “hay una planificación de dos o tres semanas de anticipación. Por ejemplo aquí elaboramos un proyecto, lo sociabilizamos con la comunidad y luego se elabora todo el material, que se hizo con cooperación del área de arte, el área de historia y así sucesivamente. Además los chicos toman un rol como guías, recepcionistas de los museos… El conocimiento se vuelve más real, porque todos estos son elementos que ellos ven, como los troles, pero no le han tomado la importancia”.

Toda la actividad fue muy valorada por el director del establecimiento, Juan Salas. «Más allá de lo curricular actividades como esta es abrir un mundo nuevo, abrirle la expectativa a los chiquillos de que tan cerca hay cosas tan importantes y bonitas. Muchos de ellos siempre dicen ‘es que Santiago nos queda muy lejos’, porque está la cultura que en Santiago está todo, pero en la práctica Valparaíso tiene mucho, mucha información y son cosas que ellos viven cotidianamente y no se dan cuenta que la tienen a la mano. Entonces yo creo que la cultura y el mayor avance tiene que ver con que amen su ciudad, cuiden su ciudad y se den cuenta lo hermosa que es. Si a esta edad lo logramos, no vamos a tener las dificultades que tenemos cuando están más grandes”.

Agregó que “hay familias en nuestra comunidad con pocos adultos responsables, entonces muchos de ellos no conocen el centro, el plan. Por lo tanto la idea de esta celebración es abrir el hambre de los chiquillos de recorrer los lugares donde viven, sus museos, la cultura que tiene Valparaíso. Y no solamente lugar físico, sino también de fauna y cuidar el planeta”.